Deja que la PASIÓN mueva tus pasos

La pasión es el alma de nuestros pasos, es la gasolina de nuestros actos, la que da la fuerza, la chispa necesaria para actuar, para comenzar de nuevo, para seguir un camino.

Cuando hablo de pasión, hablo de esa energía, de esas emociones que nos envuelven cuando comenzamos algo nuevo, esas cosquillas en el estómago, esos nervios que nos impulsan y nos llevan a sensaciones positivas, como el entusiasmo, optimismo o la alegría.

Esa pasión, que parece cuando se empieza a realizar algo nuevo, esas ganas de hacerlo bien, de, por así decirlo, “querer comerse el mundo” es la que hay que tener en cada paso de ese nuevo proyecto, no sólo en el comienzo, sino en todo él. 

En cada momento, en cada decisión, hay que poner Pasión, optimismo, hay que llenar esas decisiones de positividad y sobre todo de esas ganas de comerse el mundo.

Esto es lo que diferencia a una decisión que puede llevarnos al éxito, de una que no lo hará.

Si tomamos la vida con pocas energías, con pensamientos negativos, con dudas y reproches, no conseguiremos lo que nos proponemos, se convertirá en un círculo vicioso que acaba con sentimiento de frustración y perdida, que nos devuelve al comienzo, al comienzo negativo, dudoso y apenado.

En cambio si nos tomamos la vida con pasión, con pensamientos positivos, si cada decisión que tomamos, la decidimos desde un posicionamiento emocional estable, adaptativo y sin dudas, se creará un círculo vicioso positivo, es decir, la toma de decisión desde este ángulo y si es exitosa, culminará con un agradable sentimiento de triunfo que nos encauzará hacia otra toma de decisiones llena de pasión.

Si la decisión es fracasada, no nos pesará tanto el haberla tomado, porque se habría hecho desde la cordura y con la mente despejada de pensamientos pesimistas, esto hará, que el aprendizaje sea más positivo y tomemos las decisiones siguientes con un conocimiento mayor de nosotros mismos.

“DEJA QUE LA PASIÓN GUÍE TU CAMINO, QUE ENVUELVA TUS DECISIONES, QUE TE LLENE LA VIDA”